
"Nunca pensé que llegaría a los 70 cantando”, había admitido hace poco “la voz de la tierra” en medio de una ajustada agenda que ya ostenta presentaciones pautadas hasta el 2014.
Es que su vasta trayectoria como su reputación internacional hicieron de su carrera un inabarcable repertorio que asciende a más de 134 papeles de ópera -sus favoritas son las de Verdi y Puccini-, interpretados en unas 3.500 funciones.
Inclusive, entre los récords consignados por DPA está el haber recibido una hora de aplausos en la Opera de Viena después de cantar "La Boheme", haber reunido en un concierto a 400.000 personas en el Central Park neoyorquino, pese a la lluvia o haber establecido en el Teatro Real de Madrid la plusmarca de 24 minutos de ovaciones con "Simón Boccanegra".
Como si fuera poco, Domingo es director artístico de las óperas de Washington y Los Angeles, graba discos, formó parte, junto con José Carreras y el ya desaparecido Luciano Pavarotti, del fenómeno comercial "Los Tres Tenores", y regenta un restaurante en Nueva York que sirve comida española y mexicana.
Nacido el 21 de enero de 1941 en Madrid, Domingo emigró a México con sus padres, intérpretes de zarzuela, cuando tenía ocho años y ya en el conservatorio de la capital azteca estudió piano, solfeo, canto, composición y dirección.
Su debut lo celebró en 1961 en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México encarnando a Alfredo en "La Traviata", de Verdi, pero su salto a la fama lo dio a los 27 años en la "Met" de Nueva York en una actuación fruto de la casualidad: el tenor Franco Corelli había enfermado y llamaron a Domingo para que lo sustituyera en el papel de Maurizio en "Adriana Lecouvreur", de Cilea.
Cuatro años más tarde, en 1972, llegó por primera vez a la Argentina y se presentó en el Teatro Colón como protagonistas de la ópera "La fuerza del destino", de Giuseppe Verdi y Francesco Maria Piave, iniciando un fecundo romance con el público local que hasta lo llevó a grabar y cantar tangos.
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