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Festival Internacional de Música en Cartagena 2011

Durante los primeros días de enero del 2011, además de estar colmada por turistas naciones y extranjeros, el arte sonoro es protagonista en la ciudad gracias a los talleres, las conferencias y los conciertos tanto en áreas exclusivas como en zonas de alta vulnerabilidad. El primer encuentro musical se realizó en 2007 con la supervisión de Charles Wadsworth y Julia Salvi, quienes después de cinco años de estreses compartidos, de recitales memorables y experiencias irrepetibles, coinciden en afirmar que no saben muy bien cómo pudieron debutar en un escenario tan complejo en Colombia como la gestión cultural. Por cuestiones de salud, el veterano pianista Wadsworth dio un paso al costado y a partir de 2010 el director general es Stephen Prutsman, instrumentista de alto reconocimiento en el jazz y la música clásica, que le quiso dar al evento un tono particular diseñando temáticas específicas. El año pasado los artistas invitados y los asistentes a los conciertos sucumbieron ante la magia de Mozart, y en la presente edición está concebida para que se ratifique la gloria de Johann Sebastian Bach.

Este evento no está inventado. Se reinventa cada vez con la implementación, por ejemplo, de estos ejes temáticos, aunque el año pasado ya había tenido un avance gigantesco hacia el aprovechamiento de un amplio espectro sonoro que antes estaba excluido. La ópera y otros estilos vocales tuvieron su primera aparición con resultados incuestionables, como la acogida del público masivo, que se sintió conmovido con las manifestaciones más importantes del bel canto en el Teatro Adolfo Mejía (antes conocido como el Teatro Heredia), las capillas de los hoteles Santa Teresa y Santa Clara y las plazoletas al aire libre. Pero no sólo eso. En ediciones anteriores se había intentado el diálogo entre lo que se conoce como expresiones cultas con aquellas sonoridades surgidas del folclor. El saxofonista Antonio Arnedo, los jóvenes del Ensamble Sinsonte, los innovadores de Bahía Trío con Hugo Candelario González a la cabeza, y los rebeldes de Puerto Candelaria forjaron el camino invitando a músicos de otras latitudes a interpretar algunos de nuestros aires tradicionales. El resultado, más que virtuoso, siempre es emotivo.

En esta oportunidad, Colombia estará representada por Guafa Trío, exponentes de la música del interior; Marta Gómez, cantautora caleña radicada en Estados Unidos y España por más de una década; además del flautista Gabriel Ahumada, el director Alejandro Posada y el tenor Hans Ever Mogollón. Las figuras internacionales más renombradas son las sopranos Dawn Upshaw y Yulia Van Doren; los violinistas Ruggero Allifranchini y Jennifer Frautschi; los pianistas Anton Nel y Angela Cheng. Todos los artistas accedieron a venir porque se trata de un encuentro de gran importancia para la cultura y, a pesar de no haber sido gestado por los cartageneros, sí son ellos quienes se apropian cada año de su desarrollo, de su día a día.

Las raíces del festival ya están sólidas, no se puede decir que se trate de un evento tradicional porque todavía faltan muchas ceremonias de inauguración, muchos conciertos al aire libre y un número no establecido de clausuras, pero ya es una cita obligada en la agenda de los críticos especializados, de los melómanos y del público en general. Cartagena es, además de un destino turístico y una hermosa escenografía histórica, el lugar en el que evolucionan algunos de nuestros sucesos culturales más importantes. La movida comenzó el jueves pasado con la edición número cinco del Festival de Música, sigue a finales de enero con el Hay Festival, el encuentro literario por excelencia, y un poco más adelante con el Festival de Cine. Por estos días las artes tienen su casa en La Heroica, la muralla está abierta para la cultura y Cartagena ya empezó a sonar.

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