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Paquito D'Rivera en Chile 2011

Alegre, rápido y conversador. Así es Paquito D'Rivera en persona y también al teléfono, como ayer desde Buenos Aires, desde donde hizo un alto para hablar con La Tercera en medio de la serie de conciertos que lo tienen viajando por Latinoamérica . "Tras las huellas de Mangoré" se ha llamado la gira, creada por la paraguaya Berta Rojas (nombre fundamental de la guitarra clásica latinoamericana) con el objeto de tributar a su compatriota Agustín Barrios, conocido como Mangoré o "como un compositor y guitarrista único" en palabras de Paquito.
El cubano se unió a la guitarrista para el proyecto y el martes próximo mostrarán juntos en Santiago la lectura que hacen del compositor guaraní. "Fue, junto a Andrés Segovia, el primer gran solista de la guitarra. Un tipo además fascinante. Le gustaba maquillarse, era poeta, un bohemio tremendo, nunca tuvo una casa, un personaje muy interesante con una historia única", dice D'Rivera, quien, por cierto, también es poseedor de una historia singular.
Una que empezó en La Habana hace 63 años y que ha estado marcada tanto por la genialidad musical como por el desarraigo, pues abandonó la isla en los 80 para no verla nunca más. Lo hizo pidiendo asilo político en España, aprovechando una gira. Luego vendría la vida en EE UU, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera (allí lo han congraciado, entre otras cosas, con ocho Grammys) y donde ha podido sumarse a una infinidad de proyectos, sea en calidad de compositor o intérprete, tanto de música jazz como clásica, otra de sus pasiones. Visitó Chile por primera vez hace más de 20 años acompañando nada menos que a Dizzy Gillespie, leyenda del jazz y la trompeta, quien fuera también su amigo. "Teníamos una relación muy agradable, siempre lo recordaré y llevaré en el corazón", dice.

El regreso de D'Rivera a los escenarios locales se produce a menos de un año de su última visita, cuando vino a inaugurar el Teatro del Lago de Frutillar, al son de Gwershwin y en compañía de la Orquesta Sinfónica de Chile. Ahora será el Teatro de la Universidad de Chile quien lo cobije y la virtuosa Berta Rojas su consorte. "Primera vez que toco con ella pero de siempre la he admirado. Es una extraordinaria guitarrista clásica y a mí la guitarra me gusta mucho. A Berta la escuchaba, compraba sus discos, la oía en las radios clásicas de Nueva York. Me llamó y fue inesperado. Una sorpresa muy agradable", explica.
Paquito derrocha entusiasmo al hablar del show, como acusando que no hay nada que le guste más que tomar el clarinete y ponerse a tocar. Pese que ha grabado más de una treintena de discos, dice que es frente al público donde se siente más a gusto. "A mí el estudio, como dicen los argentinos, me hincha las pelotas un poco. Es un poco frío, aunque tiene que serlo así. Digamos que es un mal necesario. Lo mío es la interacción con el público, el escenario", agrega.
El escenario soñado para D'Rivera sería cualquiera que quede en Cuba. Un sueño que es ciertamente imposible, así dada las cosas. "Anhelo con regresar a mi país, sin tener que pedir permiso para entrar o salir. Es un derecho humano inalienable, otro de los tantos que allí se violan. Aunque puede que esté cerca de cumplirse porque ese régimen no puede durar mucho más. Son 52 años de dictadura. Es ridículo que haya gente que todavía trate de defender eso". Claro, el cubano no olvida a gente como Gillespie, pero tampoco al Che Guevara. El mismo que hace casi medio siglo le preguntó ¿a qué te dedicas? Soy músico, dijo Paquito. Y le repitieron la pregunta.

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