Todo se zanjó de manera veloz, con los plazos al límite y el reloj moviéndose amenazante. Por eso, el comentado fichaje de Morrissey al próximo Festival de Viña -a cargo de la productora Colors-, para cerrar la noche del viernes 24, contempla un operativo destinado a ultimar en terreno los detalles de una visita que, hasta hace unas semanas, no figuraba en los pronósticos de nadie.
Hay una razón puntual: en la Quinta Vergara, el ex The Smiths iniciará una gira sudamericana de 11 recitales, que estaba contemplada para junio, pero que -al surgir la opción de Viña 2012- adelantó sus fechas. Se trata también de un recorrido que configura una de sus temporadas más extensas en el Cono Sur. Además, hay otro motivo extra: a su paso por la Ciudad Jardín, ayer oficializó una segunda presentación local para el domingo 26, en el Movistar Arena de Santiago.
Por eso, para retomar la forma artística y volver a la ruta, el británico tiene contemplado llegar al país tres o cuatro días antes de su debut en Viña, el lunes 20 o martes 21. El plan es convertir a Santiago en una suerte de centro de operaciones de su retorno a la región y preparar todos los detalles técnicos y artísticos de los conciertos. De hecho, hasta ahora, tiene planificado alojar en un hotel capitalino y trasladarse a la V Región sólo para cantar en el certamen. Por eso, tampoco existen mayores novedades en torno a actividades extraprogramáticas. El artista abandonaría el país el lunes 27, para luego seguir por Argentina -donde se estiman cuatro fechas-, Brasil -con tres paradas-, Lima y Bogotá, cada uno con un solo evento. En total, Morrissey estará casi un mes dando vueltas por el continente.
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